viernes, 1 de agosto de 2008

Por los Hijos de Tus Hijos

Uno de los recursos más ruines que pueda utilizar la publicidad es el empleo de la inocencia de un niño como arma de venta de un producto, un servicio, una imagen de marca o cualquier otro tipo de mensaje. Se trata de algo bastante más perverso que la típica foto del político en campaña cogiendo en brazos a un niño, dándole un beso, o una palmadita en la cabeza. A fin de cuentas el político sólo utiliza la imagen pasiva del niño.

No, no es esto. A lo que yo me refiero es a emplear a un niño como locutor de un mensaje publicitario. Diría interlocutor, pero ya sabemos que la publicidad de medios de masas es unidireccional, y su objetivo eres tu.

Cuando un consumidor de a pié ve (u oye) en cualquier medio de comunicación a un niño haciéndole una sugerencia o una petición lo primero que tiene que hacer es arrugar la nariz, despertar su suspicacia y ponerse inmediatamente en guardia, activando el modo suspensión de la credulidad - cómo mínimo -, porque está siendo víctima de un ataque directo a uno de los puntos más vulnerables de su subconsciente.

¿Quién tiene el mal corazón de negarle nada a un niño?

Un niño puede ser inocente incluso cuando es cruel, pero detrás del niño del anuncio SIEMPRE está el anunciante, y la voz y el mensaje que oyes son del anunciante, no del niño. Literalmente: Es un lobo disfrazado de cordero.

En mi opinión esto debería de estar tan prohibido como el trabajo infantil; o por lo menos regulado, porque en esencia se trata de otra forma más de la explotación infantil. Aquí lo que se explota es la infancia como entidad, psicológica y emocionalmente (y sobre todo el enorme poder de resonancia que tiene en nuestro subconsciente).

El objetivo es, como siempre, manipularnos.

Ejemplos de este tipo de anuncios los vemos a diario; uno de los más recientes es el de la campaña de Endesa "Por los Hijos de Tus Hijos":



Qué anuncio tan dulce, tan bonito y tan lleno de esperanza ¿verdad? Todos deberíamos dejar las vidas de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos en manos de Endesa. "Es tiempo de que nos sentemos a hablar del mundo que queremos para ellos...", "Quiero decirle 'Sí' a todo...", "La naturaleza como compañera de piso...", "Desafíos...", "Cambiar el mundo...".

Otro ejemplo de la misma campaña de Endesa que sigue empleando a los niños, aunque en este spot de forma no tan descarada:



Como el anterior, el anuncio inspira confianza, tiene un tono tan positivo, tan de buen rollito, ...seamos confiados. A fin de cuentas ellos también se preocupan por el medio ambiente ("...reinventar la energía"), se comprometen con los hijos de nuestros hijos, nos invitan a seguirles hacia una nueva conciencia (lo que sea que signifique eso para Endesa) y están dispuestos a escuchar a todos los que tienen algo que decir...

¿O no? Bueno, al menos eso es lo que se desprende de estos anuncios.

Lo que se esconde en realidad detrás de esta campaña publicitaria es que Endesa está metida en la construcción de cinco presas de agua faraónicas en la Patagonia con un impacto ecologico considerable, y ese proyecto está dañando su imagen. Por eso tratan de compensarlo con una campaña ¿de qué? ...de imagen, naturalmente.

¿Buscamos una segunda opinión?

Greenpeace recoge el guante que aparentemente ha lanzado Endesa, y le responde (a ella y a otras energéticas que también se han apuntado al carro de la publicidad eco-consciente "de boquilla"). Esta vez el anuncio es de Greenpeace (imitando - con sorna - el mismo tono dialogante que el de Endesa), aunque difícilmente lo vereis en televisión:



...pero a la hora de la verdad vemos que todo lo que Endesa trata de vendernos en sus anuncios es pura fachada y hace oídos sordos a los que de verdad tienen algo que decir. Greenpeace decide llevarles su carta con entrega en mano, a su propia sede, para que no puedan decir que no les ha llegado. A ver si así se dan por aludidos.


(En el min 02:25 las declaraciones de Juan López Uralde, presidente de Greenpeace España)

Aquí, el poco - casi nulo - seguimiento por parte de los medios de información.

En fin, ¿está claro, no? Los anuncios podrán ser preciosos, pero la próxima vez que veáis a un niño de cara y voz angelical pidiendos algo en un anuncio no lo penseis dos veces: llamad a la policía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario