Algunos de mis amigos acaban de descubrir las
webs de red social de Internet y están fascinados con ellas. Se han marchado todos a otra dimensión de la realidad virtual y me han dejado aquí sólo en
la aburrida y anticuada blogosfera.
Me refiero a aquellos sitios que se han diseñado
expresamente para funcionar como red social. El fenómeno no es nuevo y existe desde el mismo origen de la red (USENET,IRC,...), pero sí lo es como un
concepto que permite hacer de él un modelo de negocio rentable.
Por supuesto que mis amigos han intentado convencerme, pero conozco este tipo de aplicaciones desde hace varios años y soy reacio a ellas por varios motivos. Sobre todo porque la mejor red social es
la propia red Internet, ya que es la única verdaderamente universal y abierta, mientras que todos los demás sistemas (construídos sobre la WWW): Facebook, Hi5, Friendster, Orkut, MySpace, etc. no dejan de ser herramientas
cerradas en el sentido de que están aisladas entre sí; son
propietarias porque pertenecen cada una a una empresa distinta, y además su diseño está orientado inevitablemente hacia
nichos concretos de usuarios.
Este tipo de limitación se desvanece a medida que la base de usuarios de una red crece (que es justamente lo que la hace interesante), pero implica que la única manera de estar conectado con todo el mundo es
inscribirse en todas las herramientas de red social, de las que hay muchas y cada vez más. Lo cual sería tan disparatado como pretender que todo el mundo necesitara abrir expresamente una cuenta en Hotmail o en GMail para intercambiar correo electrónico sólo con sus usuarios.
Esa es la universalidad que les falta a estas herramientas, la misma universalidad que tiene el correo electrónico. Es decir, se trata
potencialmente de un
servicio genérico de Internet para el cual todavía no existe un protocolo TCP/IP, al contrario que sucede con el correo electrónico (POP3 y STMP) y las páginas web (HTTP) por nombrar dos ejemplos.
(A estas alturas todavía hay gente que confunde la World Wide Web con Internet y el Webmail con POP3/SMTP, pero tu que lees esto no es tu caso, ¿verdad?).
Sin embargo, con unas bases de usuarios del orden de decenas de millones, esas limitaciones no suponen un obstáculo para que mucha gente pueda disfrutar de las
redes sociales propietarias en su diseño actual.
El verdadero problema que plantean estos sitios es otro, y es el escaso - si no nulo - control que ofrecen al usuario sobre su información personal.¿A cual de todas esas empresas le vas a confiar tu información? ¿Cómo piensas controlar lo que hagan con ella, antes y después de que surjan los primeros problemas? ¿Qué pasará con tu información cuando decidas darte de baja?
Estamos ya inmersos en una sociedad en la que se ha hecho imprescindible intercambiar constantemente información. Lo malo de la privacidad
- de la falta de privacidad -, es que una vez la información se ha hecho pública es prácticamente imposible volver atrás.
Probablemente, para que un protocolo de redes sociales sobre TCP/IP pudiera ser descentralizado, eficiente, y seguro
- que cada usuario pudiera mantener en todo momento el control sobre la parte de su información que está expuesta al público - debería utilizar tecnología P2P (peer-to-peer), la misma que los programas de intercambio de archivos.
ESO NO ES POSIBLE CON LAS APLICACIONES ACTUALES DE REDES SOCIALES.
No sólo no es posible, sino que
la finalidad principal de estos servicios es precisamente la de utilizar la información facilitada por sus usuarios para hacer negocio con ella, sus herramientas están diseñadas para obtenerla y construir nueva información a partir de ella
sin ningún tipo de control.
Todos los usuarios se ven obligados a renunciar a algunos de sus derechos fundamentales al registrarse, y lo más sorprendente es que renuncian encantados. La realidad demuestra que existe muy poca sensibilización sobre los riesgos que contraen al hacerlo.
Todo el mundo está dispuesto - yo también - a renunciar a una pequeña parcela de su intimidad a cambio de algún beneficio práctico real en la era electrónica; pero tal como están planteados los términos de uso de estos servicios (que casi nadie se molesta en leer), los
"intercambios" son tan desequilibrados, como la tópica venta de territorios indios a cambio de un puñado de cristales de colores.
En España, existe la
Ley Orgánica de Protección de Datos, pero no tiene absolutamente ninguna fuerza sobre empresas que están fuera de su jurisdicción, que son la mayoría o al menos las más populares.
...y hay
mucha fauna ahí fuera hambrienta de vuestra información personal.
Pero de eso hablaré en una próxima entrega.